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El Juncal

Un pueblo nor-andino del Ecuador, con una población negra, dejó el olvido gracias a que la selección nacional de fútbol que participó en el mundial 2002 , tiene allí a su principal semillero y cerca de un centenar de niños en búsqueda de esa huella en los distintos cuadros de primera división.

En el Juncal, 100 km. al norte de Quito , los pequeños futbolistas, además de ir a la escuela, desde temprana edad deben trabajar secando granos o pastando vacas ajenas en medio de un sol abrazador, característico del fértil valle denominado "El Chota", por lo que las opciones se reducen a ser agricultor o futbolista.

En medio de sus polvorientas y estrechas calles, los niños descalzos o con los zapatos deshechos corretean detrás de improvisados esféricos que evocan sus sueños de pisar una cancha de fútbol y marcar goles, tal y como hoy lo hacen sus principales ídolos, que no hace mucho fueron los vecinos o simples parientes de la cuadra.

Las tardes son de puro fútbol, todos, en medio de relatos futboleros, confluyen hacia el campo principal del pueblo, la cancha "la Playa", bajo el puente por donde pasa un tramo de la autopista Panamericana.

Desde las tres de la tarde juegan a orillas del rió Chota que les sirve de vestuario natural pues luego del partido echarse un chapuzón junto a las grandes piedras donde en la mañana sus madres acostumbran a lavar la ropa o utensilios de cocina, ya que carecen de agua potable. Ese es el ritmo de vida que vive El Juncal convertido en cantera del fútbol ecuatoriano.


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